lunes, 24 de noviembre de 2014

NO FALTAN PEDACITOS


 
En una noche cuasi invernal por la temperatura que había en las afueras del Luna Park, Gustavo Cordera y La Caravana Mágica hicieron una apuesta, y estuvieron a la altura porque fueron 2 horas y media de grandes canciones de un tipo que demostró que está intacto, y que tiene una energía  con la que pocos frontman cuentan  en nuestra música.

Aproxidamente fueron 17 la cantidad de Luna Park que hizo Bersuit Vergarabat desde 2004 en adelante, con Gustavo Cordera a la cabeza, por eso este show contaba con una enorme carga emotiva para el “Pelado”. El mismo arrancó con una presentación especial de Andy Kusnetzoff, quien contó anécdotas, entre otras cosas.

“Me la juego a morir”, “Tenete Fe” y “Canción para mi cabeza” fueron las 3 primeras y mostraron a una banda ajustada, y que se siente muy cómoda. El Pelado caminaba el escenario y atraía todas las miradas de los asistentes, el primer tercio se basó en todas canciones de su etapa solista, se recorrieron las 3 placas de estudio y las nuevas editadas en “Cordera Vivo”.

Para destacar de este tramo, la versión de “Agua de Río”, una canción que habla de todo lo podrido que tenemos los seres humanos dentro nuestro. El primer pico emotivo lo tuvo con su hija Gianella cantando a dúo “No hay monstruos invisibles”, tema que también había grabado con ella en su primer disco solista, pero este no fue el único de una noche irrepetible.

En la segunda parte, la cual fue solamente acústica, dos tipos de espaldas recibieron a un pelado vestido de pijama. Gustavo Cordera contó la historia del “Abuelo Pipo”, la verdadera razón de la vestimenta de Bersuit Vergarabat, y se despachó con versiones de “El tiempo no para”, “La Calavera”, “Que paso?” y “El viento trae una copla”. Si alguno estaba con dudas, a partir de ese momento se entregó por completo al magnetismo de este hombre.

En la última parte se armó el bailongo, sonaron todos los hits de “La Caravana Mágica”, con invitados de la talla de Kevin Johansen y Palito Ortega. Otro lujo y sueño cumplido fue cantar junto con su hermano “El baile de la gambeta”, otro de los fiesteros de BV. La sorpresita de la noche fue “La del Toro”, con bailarines de flamenco invitados, quedaba un poco más porque sonaron “Mi Caramelo” y “Soy mi soberano”, a modo de cierre.


“Un pacto” fue el mejor final que podía tener una noche así, el renacer del que Cordera habla está a flor de piel, ya que el timonazo que hizo al volver a amigarse con su historia musical fue una decisión que viene cosechando éxito tras éxito. El público asistente, cada vez más cerca de los 40, se fue con una enorme sonrisa y con la certeza de que pronto volverá a vivir una noche de caravana.


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