Noche lluviosa de viernes, igualmente decidimos acercarnos al Ultra Bar para ver después de varios meses un nuevo show de Andrea Alvarez, esta vez con la excusa de presentar su nuevo tema “Se pudre todo”, el cual va a formar parte de la próxima placa. Acompañada por Tomas Brugués en guitarra y Lonnie Hillyier en bajo, el local ubicado en el centro porteño explotó de rock durante 80 minutos.
Lamentablemente
en nuestra música, el reconocimiento no va de la mano con la
trayectoria, a veces nos acordamos tarde de ciertos músicos que
hicieron mucho por nuestro rock. Uno de estos casos es el de Andrea
Alvarez, quizás relacionada más a ciertas colaboraciones en las
mejores bandas de nuestro país, que a su carrera solista.
Minutos
antes de las 10 en un Ultra Bar repleto comenzó a sonar “Alterego”,
pegado apareció “Calladitos”, con un sonido impecable y que dejó
rapidamente las incógnitas de lado con respecto a la inclusión de
Tomás en guitarra, quizás una de las notas más destacadas de la
noche. A lo largo de los temas pudo ponerle su impronta a cada una de
las composiciones de Andrea, dando un sonido mas rocanrolero a la
banda.
El
público se mantenía en silencio buscando captar los excelentes
pasajes musicales que el show brindaba. En la mitad del show, Andrea
comentó que este concierto traía nuevas canciones y despedía
otras. Aparecieron “Cementerio Club” y “El monstruo de la
laguna” de “Pescado Rabioso”, pegadito se vino el tema “Se
pudre todo”, en el cual como dice el nombre dan ganas de patear
todo y empezar de nuevo.
“Melody”, canción del año 2005, fue desempolvada aprovechando la inclusión de Tommy en guitarras, según palabras de AA. Uno de los picos de la noche fue cuando sonó “Manic Depression” del gran Hendrix que nos dejó a todos con la boca abierta.
Se
venía el final, sonaron “Doble AA” y “Muerto”, dos de Doble
A, disco editado en 2008, pegadito vino “Olas”, con un aire
“Santanesco” en el medio. El último de la noche fue “Algo ha
cambiado” de Pappo, en una de esas versiones de las cuales El Carpo
hubiera estado orgulloso. La gente pedía otra, pero no había más,
parte de la magia del artista es también dejar con ganas al público.
Andrea
Alvarez nos regaló otro gran noche, y nos hizo acordar porque la
extrañamos tanto cuando no toca tan seguido. Acompañada de una
excelente banda con un Tomás Brugués mostrando estar a la altura de
las circunstancia y más, y un Lonnie Hillyier que tiene ese groove
en el bajo que solo se consigue en Estados Unidos, a pesar de todos
los esfuerzos que uno haga con el instrumento de las cuatro cuerdas.
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